LAS ÉLITES ESTADOUNIDENSES NO ACEPTAN LA PÉRDIDA DE SU POSICIÓN DOMINANTE

Las relaciones chino-estadounidenses han alcanzado su peor punto al menos desde 1972, ya que la administración Trump ha adoptado una postura extremadamente dura contra China. 

La razón principal es geopolítica: la competencia entre una potencia en ascenso y una potencia establecida. El profesor Graham Allison lo describió en su teoría de la trampa de Tucídides; esta explica la relación entre una potencia hegemónica en declive y otra en ascenso, según este planteamiento, la tensión entre ambas potencias puede conducirlas a una guerra hegemónica en la que la gran potencia venza y asegure su primacía, o pierda y sea reemplazada por la potencia en ascenso. Según Allison, China y Estados Unidos corren el riesgo de llegar a ese escenario.

Una de las teorías que ronda sobre la confrontación chino-estadounidense actual indica que la razón de su intensidad es la diferencia entre la ideología y los sistemas políticos. Hasta donde sabemos, después de la segunda guerra mundial fue mucho más fácil para Reino Unido ceder su posición dominante en el mundo a los Estados Unidos porque los dos países compartían sus valores y su visión general del mundo.

Otra teoría dice que el conflicto era inevitable y que el periodo previo de cooperación fue solo una preparación para la confrontación cuando China no era tan fuerte como para desafiar seriamente a los Estados Unidos como lo hace en la actualidad. El periodo de confrontación que se está viviendo no es normal y la relación entre estos dos países eventualmente se volverán mucho más constructivas cuando ambos se den cuenta de que la cooperación en el mundo globalizado sirve mucho mejor a sus intereses básicos.

La situación real solo dependerá de las políticas de ambas partes; un cierto nivel de confrontación es inevitable. La decepción de las élites estadounidenses con la pérdida de su hegemonía ha estado creciendo durante mucho tiempo debido a los errores que ha cometido en el ámbito político y a sus tendencias históricas generales porque, en su opinión, la historia terminaría con un triunfante que sería Estados Unidos, entonces, al parecer el crecimiento de China fue un chivo expiatorio.

Esta es la razón de las afirmaciones de Washington de que China engañó a los Estados Unidos; utilizó las políticas preferenciales de Washington para fortalecerse, pero no pudo cambiar de acuerdo con los deseos de Washington. En realidad, la política estadounidense de cooperación con China sirvió a los intereses estadounidenses de la época.

En la década de 1970, Washington intentó usar a China contra la Unión Soviética. Más tarde, las compañías estadounidenses utilizaron la mano de obra barata de China y obtuvieron enormes ganancias. Entonces ambas partes estaban interesadas en la cooperación. El problema era que las élites estadounidenses no entendían ciertas tendencias importantes de la historia. Pensaban que China iba a cambiar y convertirse en proestadounidense, pero en realidad el mundo se estaba volviendo más multipolar y el período de dominación estadounidense estaba llegando a su fin.

Los sistemas políticos de estos países con ciertamente diferentes y opuestos, así que para Estados Unidos es difícil aceptar cualquier tipo de influencia China; si comparamos esto con la situación posterior a la Segunda Guerra Mundial entre Estados Unidos y el Reino Unido, un cambio de lealtad de un tercer país del Reino Unido a los Estados Unidos fue insignificante en ese momento, porque las dos potencias eran aliadas. Ahora cualquier país que se hace amigo de China es visto en los Estados Unidos como un enemigo o una amenaza potencial. La interdependencia económica seguramente limita la tendencia a la confrontación, pero no es el único o incluso el factor más importante, antes de la Segunda Guerra Mundial, Gran Bretaña y la URSS eran socios económicos muy importantes de Alemania, pero no impidió que los atacara.

Hay una sensación aguda en las élites de los Estados Unidos de que si China no se detiene ahora, sería capaz de vencerlos muy pronto y esto no debería permitirse bajo ninguna circunstancia.  Estados Unidos está dispuesto a sacrificar algunos de sus intereses económicos para lograr este objetivo, otras cuestiones como los derechos humanos o el bienestar de las personas de otros países están subordinadas.

Los Estados Unidos le ponen fin al estatus preferencial de Hong Kong, esto fue anunciado por Trump el 15 de julio y seguramente afectará el bienestar de la gente del país mencionado anteriormente. Pero a Trump no podría importarle menos, utilizó la ley de seguridad adoptada por el gobierno central como pretexto para dar otro golpe a la economía de China, y continuará haciéndolo. Si China quiere revivir la cooperación con Estados Unidos, lo único que podrá hacer es interesar económicamente a los Estados Unidos y ser más reservado políticamente. 

La razón principal del alto nivel actual de confrontación es que las élites estadounidenses no aceptan el hecho objetivo de que su país está perdiendo su posición dominante en el mundo. Desde este punto de vista, los cambios en el liderazgo difícilmente mejorarán la situación. Si Joe Biden llega al poder, puede ser aún peor, ya que los demócratas generalmente son más activos en el uso de consignas de derechos humanos. Además, incluso si Biden quiere ser más amable con China, es posible que no se le permita hacerlo, ya que los republicanos vigilarían y criticarían cada uno de sus pasos. Es posible que puedan detener cualquier progreso en las relaciones con China al igual que los demócratas no le permitieron a Trump mejorar las relaciones con Rusia.

Pero la situación también dependerá de la política de China, que no está muy clara en este momento, todavía hay personas en este país que creen que las cosas de alguna manera volverán a la normalidad sin mucho esfuerzo. Al mismo tiempo, una reacción excesivamente dura que no se base en una capacidad económica y militar real puede ser contraproducente e incluso alienar a algunos de los aliados y amigos de China, a quienes necesita desesperadamente en estos tiempos serios. Rusia generalmente apoya al gigante Asiático, ya que también se ha convertido en un chivo expiatorio de los delirios de grandeza de los Estados Unidos.

La cooperación chino-rusa está creciendo en todos los campos, incluida la seguridad, la política exterior y la economía, este apoyo no será ilimitado, y es poco probable que los dos países formen una alianza formal con obligaciones de defensa mutua. La razón es que los dos son demasiado grandes para compartir cada interés específico. Debemos recordar la historia: China y Rusia (URSS) firmaron acuerdos de alianza tres veces (en 1896, 1945 y 1950) y cada vez no funcionó muy bien. Al mismo tiempo, cooperaron muy de cerca en muchas esferas, incluidas las militares durante la guerra anti-japonesa de China sin formar una alianza, solo sobre la base de un pacto de no agresión.

La situación real solo dependerá de las políticas de ambas partes; un cierto nivel de confrontación es inevitable. La decepción de las élites estadounidenses con la pérdida de su hegemonía ha estado creciendo durante mucho tiempo debido a los errores que ha cometido en el ámbito político y a sus tendencias históricas generales porque, en su opinión, la historia terminaría con un triunfante que sería Estados Unidos, entonces, al parecer el crecimiento de China fue un chivo expiatorio.


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