SIONISMO: UNA IDEOLOGÍA DELIRANTE Y PERVERSA

Considerando sólo los últimos 16 años, mediante una conducta de depravación evidente, la entidad sionista, encabezada por el Primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu, ha sido protagonista de una política masiva de asesinatos contra la población palestina, tanto en la Franja de Gaza como en la Ribera Occidental. 

Hobsbawm sostiene que el “nacionalismo antecede a las naciones”. Las naciones no construyen estados y nacionalidades sino que ocurre al revés. Esto es claro en el caso del sionismo. Es el movimiento sionista un movimiento nacionalista que tiene como fin constituir una “nación judía”, se desarrolla, fomenta y práctica, a nivel global, circunscrito en el contexto de la modernidad capitalista neoliberal.

Sin embargo, y pese a que el sionismo se recubre  de la identidad judía, no se puede decir que todos los judíos apoyen al movimiento, ya que el sionismo tiene más puntos de contacto con las ideas del nacionalismo europeo del Siglo XIX, que con las ideas tradicionales propias del judaísmo.

            THEODOR HERZL, FUNDADOR DEL SIONISMO
Lo que el sionismo recupera del judaísmo es la idea del “retorno a Sión. Para asentar una nación era necesario un territorio, y en Palestina podían, valiéndose de la Biblia, reclamar los derechos sobre esa tierra. El problema es que Palestina no era una “tierra sin pueblo”. Cualquier conocedor, por mediocre que sea, sabe que los pueblos árabes la habitaron desde siempre. Por lo que la solución que optaron los sionistas fue la de expulsarlos, expropiarlos de su tierra, negarles su existencia. Sin embargo, los palestinos no se resignaron e iniciaron la Revolución, una lucha para recuperar su tierra, que el sionismo rotuló en términos de terrorismo.

Muchas son las cuestiones a resolver todavía en este conflicto, pero el primer paso es el de deslindar la lealtad al sionismo y recuperar la autonomía de una identidad judeo-israelí, dejando a su vez de negarle identidad al pueblo palestino, reconociéndole el derecho que posee sobre lo que es su tierra. En el caso del Estado de Israel no se satisface con la alienación cultural del pueblo palestino, o la acumulación por desposesión, y transgrede los límites de lo imaginario, llegando incluso a provocar la deserción de sus propios ideólogos contemporáneos, tal es el caso de Avraham Burg, expresidente de la Organización Sionista Mundial quien señaló en su artículo: “La revolución sionista ha muerto” que la definición de Israel como Estado Judío llevará a su destrucción.



En la actualidad, los objetivos establecidos en el Plan de Herzl han sido cumplidos: Un “’pueblo’” con soberanía sobre un espacio territorial del planeta, una Razón de Estado, en tanto que democrático moderno-liberal. Tan solo falta el reconocimiento de parte de la ONU de Israel como Estado Judío, que de suceder supondría el inicio del fin del ciclo de la modernidad conocida, donde una neoilustración sionista, con los alcances y poder que actualmente detenta, no únicamente se defina en antagonismo al Otro sino mediante la eliminación del Otro premoderno, salvaje, encasillando en esa condición a cualquier pueblo que habita en el mundo. La geopolítica del sionismo practica una aliyá georeferencial que mitiga las contradicciones de clase al interior del sionismo mediante lo que señala por Claudio Katz, haciendo que la clase trabajadora de los países donde se afincan los capitales judíos quienes sostienen al proyecto sionista.

Existe un antagonismo entre el capital y el trabajo que obstruye estructuralmente estas mejoras, que habitualmente surgen de un choque social: cuando los trabajadores imponen conquistas, los capitalistas retroceden y viceversa. Pero ambas partes solo pueden ganar conjuntamente, si los costos de la confrontación son exportados y solventados por otros pueblos del mundo. Así las cosas, la actividad de internacionalismo activo a favor de la causa palestina, en cualquier lugar del mundo, se suma a una estrategia anti hegemónica en defensa de una humanidad que hoy ve en riesgo su existencia por la transnacionalidad del capital como ninguna otra vez en nuestra historia.

A raíz de tantas dudas Abad Ernest Jouin y Felipe Castellanos recopilan unas actas y protocolos: Análisis de “los protocolos sionistas” (El nuevo Orden Mundial) una recopilación de todos los comentarios críticos del Monseñor Ernest Jouin , el cual ha generado mucha polémica. Se presentan, como la prueba de una conspiración judío-sionista, para dominar al mundo, por medio de la economía y la franc-masonería política; que provoca guerras incruentas, atizando odios y fustigando rencores entre los pueblos; para vengar las afrentas, reales ó supuestas; que han recibido, de parte de los gentiles, a lo largo de su historia.

En ellas, los Mayores de Sión (los “supuestos sabios” ó sinodales); describen el plan, que ellos mismos han trazado, para lograr tal objetivo. Controlando el flujo y el valor del dinero y promoviendo la corrupción y los vicios, entre los políticos; ellos, tendrán el camino libre, para realizar su meta de controlar a los “goim” (no-judíos); mientras ellos, se reproducen, en tantos individuos para constituirse en dueños absolutos del mundo.

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