SKULL AND BONES: SOCIEDAD SECRETA
Sabemos que las sociedades secretas siempre han existido y han convivido desde hace cientos de años, algunas muy famosas como el grupo restringido de sacerdotes que podía acceder a lo más profundo de los templos, los templarios y los Illuminati de quienes se comenta que tienen un amplio control del mundo, entre otros.
En esta ocasión vamos a
hablar de los conocidos "Skull and Bones” (Calavera y huesos) la que
podríamos denominar la sociedad menos secreta de éstas, de la que se conocen
muchos de sus miembros, se sabe cuál es su criterio de selección, se sabe todo,
excepto sus propósitos, aunque se puede intuir que desean el poder a toda
costa.
Nace en la Universidad
de Yale (en Estados Unidos) en el año 1832 y era conocida como la “Hermandad de
la Muerte”, su acceso está estrictamente restringido ya que solo admitía a
descendientes directos de las familias colonizadoras inglesas originales de
Norteamérica y después a los miembros de familias con poder económico, político
y social. Ocasionalmente admiten a un postulante fuera de este círculo sí
parece prometedor a sus intereses. Sus principales símbolos son la calavera y
los huesos (un bien valioso para sus miembros pues se dice que tienen en su
poder la de John Wilkes Booth (asesino de Abraham Lincoln) e incluso la de
Osama Bin laden), y siempre acompañadas por el número 322. Tal es su bandera.
El significado de este número es ignorado, aunque puede ser una alusión al año
de su fundación o al año 322 A.C, año de la muerte del célebre Demóstenes,
orador griego.
Desde su fundación se
calculan unos 2500 miembros y nunca hay más de 1.000 miembros con vida al mismo
tiempo, esto les permite controlar los recursos económicos, la influencia y el
poder de cada uno de los miembros. Para mantener la pureza en el linaje del
grupo se les insta a casarse con hijas o familiares del grupo, único papel que
juegan las mujeres en Skull and Bones, puesto que es una sociedad
exclusivamente masculina.
Su sede está ubicada en
la Calle High, en New Haven, es un edificio al que se ha llamado “la tumba”
debido a su parecido con antiguos monumentos funerarios grecorromanos de
influencia egipcia, sin ventanas, puesto que desean que “la luz provenga de
interior”. A uno de sus recintos se la conoce como el “Sagrado Recinto”, donde
se destaca el famoso número 322 y una leyenda grabada en idioma alemán que reza
el siguiente texto: “¿Quién fue el tonto y quién fue el sabio, pordiosero o
Rey? Rico o pobre, todos son iguales a la hora de la muerte”.
Entre sus miembros más
famosos están John Kerry y tres generaciones de la familia Bush (Prescott, el
abuelo, George Padre y George Hijo), varios miembros de la familia Rockefeller,
Don Schollander (ganador de medalla de oro en natación), entre otros. Hay
representantes de todos los poderes: económico, político, deportivo y de comunicaciones.
Todos los frentes requeridos para mantener y detentar el poder del mundo. Con
el pasar de los años, sus miembros se hacen menos visibles logrando así el
propósito cuidadosamente planeado de dirigir todo desde las sombras, desde el
anonimato.
Lo más fascinante es la
coherencia de su lista de miembros, todos los presidentes de Estados Unidos que
han pasado por Yale han sido miembros de los Skull & Bones: William Howard
Taft, Georhe H. W. Bush y George W. Bush. Son a la vez incontables las
personalidades miembros de la organización que han ocupado más tarde
importantes funciones en el mundo de la política, de la diplomacia, de los
medios de difusión e, incluso, del espionaje.
Esta hermandad anima a
sus miembros a ver el mundo exterior de una forma desensibilizada y disimulada,
pues su fin es crear una astuta hegemonía secreta buscando gobernar las
naciones directa o indirectamente, por eso le atribuyen los símbolos esotéricos
del dólar (New World Order – Nuevo Orden Mundial) en relación con los Iluminati,
cuyo propósito es influir en la política global basado en el principio
maquiavélico que “el fin justifica los medios”. Muchas de estas sociedades
confidenciales e impenetrables, emplean una nueva estrategia en la actualidad:
neutralizar a los grupos e individuos que intentan revelar sus oscuras
intenciones, que no es otra que la obtención del control mental, físico y
emocional de las personas, direccionando sus comportamientos hacia el servicio
de los intereses globales de estas sociedades secretas.
La organización no
tiene un discurso ideológico, no se trata de un club de neonazis, de
ultraconservadores o tan siquiera de halcones. Sin embargo, como representante
de la futura élite (lo cual implica ya el hecho de pertenecer a la clase social
que dispone de suficiente capital sociocultural como para triunfar en los
diferentes campos del poder), los miembros de Skull & Bones comparten una
misma visión del mundo y de las relaciones en el seno de la sociedad. Son todos
capitalistas partidarios de un seudoliberalismo y defensores de los valores de
Libertad que presuntamente encarnan los Estados Unidos. Las élites reunidas en esta
sociedad son la encarnación casi perfecta del pensamiento único de la clase
dirigente estadounidense; no se trata de una estructura jerarquizada, apta para
tomar tales decisiones y hacer que se apliquen.
A través de los años se
ha arraigado la creencia de que los Skull and Bones han participado en todo
tipo de actividades ilegales y han surgido todo tipo de especulaciones en torno
a la orden como: la guerra de secesión estadounidense, el tráfico de opio de
India a China o que los restos del jefe indio Gerónimo fueron robados de su
tumba para llevarlos a la sede de Skull and Bones en Yale, entre otras. Como quiera
que sea, la Orden secreta sigue siendo la fachada más evidente del «enemigo de
clase» que representa la «aristocracia imperial» de Estados Unidos.
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